lunes, 15 de marzo de 2010

LOS 23 DEL PARQUE COLON

LOS VEINTITRÉS (23) DEL PRIMER MITIN.
Después del ajusticia miento del tirano llegaron a nuestro país los Sres. Ramón Castillo, Ángel Miolán y Nicolás Silfa, este último tío de nuestro compañero de trabajo y de softbol Tito Silfa en Codetel. A los pocos días de su llegada nos llego una invitación para que fuéramos a comer en nuestro receso a la casa de PELEQUE, padre de tito. A la hora acordada nos reunimos Frank Geraldino, Ramón Rodríguez, Tito y yo. Los tres primeros de la mesa de prueba y yo que laboraba en la planta interior o sea en los equipos de conmutación. Nos dirigimos a la Benigno del Castillo, frente a la casa de don Matías Rancier, y a la entrada nos encontramos con un jovencito, casi un niño que nos pareció sospechoso, ya que en innúmeras ocasiones eran utilizados por el SIM (Servicio de Seguridad); resultó que tiempo después y por el mismo Tito supimos que se trataba del Corpo, quien fuera miembro del MPD y hoy ejecutivo de la SEDEFIR, el que estaba custodiando la casa.
Nos sentamos a comer y hablar con Don Nicolás de muchos tópicos, pero lo que más le llamo la atención fue, por los jóvenes que eramos, nuestra tranquilidad, conocimientos políticos y la forma de expresarnos con relación a la situación del momento. Todos formábamos, como la mayoría de los jóvenes, parte del MOVIMIENTO 14 DE JUNIO con el cual colaborábamos con la venta de periódicos y económicamente. Después de pasar un largo tiempo conversando y ya cuando nos despedíamos le solicite que si podía me regalara el pin (Botón) del PRD que tenía prendido en el cuello de la camisa, a lo que sonriendo y pienso que con mucha picardía, me contesto que si lo iba a usar y a mi respuesta se lo quito y tuve el honor que me lo prendiera el mismo a mi camisa. (Este pin estubo en manos de mi primera esposa Magaly Santana, Voz de tribuna democrática por 40 años).
Como algo que no esperábamos, el recibimiento en el trabajo fue algo fuera de serie en ese tiempo, una cantidad de empleados cablistas, reparadores, mesa de prueba, planta interior y hasta de contabilidad nos preguntaban que habíamos hablado en la comida y como estaba el ambiente, lo que demostraba que era un secreto a voces nuestra reunión y el interés del pueblo llano de conocer los pormenores del comportamiento del Sr. Silfa.
Después de esos momentos me dedique a usar el pin sobre todo en la cancha del centro obrero en Villa Francisca donde asistían grupos de diferentes estratos sociales a ver los juegos de sus equipos de baloncesto y de manera muy natural me sentaba en medio o cerca de dichos grupos que poco a poco y con disimulo formaban otro grupo lejos de donde estaban y yo también me movía como si no fuera conmigo me movía hacia donde ellos. Sin lugar a dudas este fue uno de los primeros PIN del Jacho Prendio que se uso en suelo dominicano.
Poco tiempo después se anuncio el primer mitin del PRD en la calle del conde frente al PARQUE COLON en un segundo piso. Solicite a don Matías un permiso por dos (2) horas y me dirigí al sitio del mitin, allí me encontré con SALVADOR GONZALEZ (la eléctrica) y nos situamos en la esquina de la Arzobispo Meriño en un banco. En el balcón pudimos observar a nuestro compueblano Washington De Peña, a Peña Gómez y a los tres recién llegados del PRD. Ya próximo a comenzar aparecieron unos camiones con guardias por la Isabel La Católica y otros por la Meriño en vía contraria. No bien comenzó el mitin los guardias entraron en acción. La eléctrica hizo un movimiento de salida que fue detenido por mí diciéndole “No te muevas ni loco, no ves que tenemos detrás nuestro muchos guardias y estos no conocen quienes son de los otros cuerpos armados, quédate con un pie sobre el banco y no te inmutes por lo que veas”.Esto lo oi decir a mi tio Federico (Mayor General) en muchas ocasiones. Frente a nosotros en la esquina opuesta un joven se batió a trompadas COMO UN LEÓN RABIOSO hasta que fue sometido y subido a un camión, pero en el lateral nuestro dos que salieron corrieron se toparon con la guardia y fueron practicamente masacrados. Al lado nuestro pasaron muchos militares que solo observaron nuestra actitud y siguieron sin preguntar nada. Cuando paso todo bajamos el pie del banco y salimos caminando por el conde, La eléctrica me susurro al oído “¿C..o y tú no te asustaste?,”"No me dieron tiempo” conteste.
Habíamos contado al momento de comenzar el mitin los participantes de ésta ocasión tan significativa y solo éramos ventitres (23) con nosotros dos (2).